jueves, 18 de octubre de 2012

La columna vertebral como eje de la vida






Desde la antigüedad más remota la columna vertebral fue tomada como eje principal de la vida y se trató de estudiar su relación con los trastornos orgánicos. Los egipcios conocieron, antes que los griegos, como así también los hindúes y los chinos, la importancia de la columna vertebral en la génesis de las enfermedades. Miles de años atrás, aproximadamente 6500, Centauro Quirón en Grecia, con sus observaciones establecía las bases de lo que después constituyó la medicina tibetana no tradicional. Sostenía que la mayoría de las enfermedades eran reflejas, producidas por compresión irritativa del sistema medular que llamaba baso gobernador. Dividía a las enfermedades en sedantes y excitantes.

Las sedantes eran: asma, disnea, disrritmia, dispepsia, aerofagia, gastralgia, estreñimiento, amenorrea, etc. las excitantes eran: fiebre, vértigo, arritmia, taquicardia, poliglobulia, hernia hiatal, nefritis, gastritis, úlcera gástrica, ptosis gástrica, dísmenorrea, aborto, hemorroides, etcétera. Estableció sin saberlo que desde el punto de vista reflejo las enfermedades sedantes eran parasimpaticas y las excitantes de causa simpatica.

También tuvo conciencia que el cuerpo humano es una totalidad y que no puede ser dividido para tratar las enfermedades separadamente y estableció entonces el aforismo fundamental de esta práctica médica que dice:" lo estructural gobierna lo funcional ", como por ejemplo sucede en un edificio y debemos ser considerados "estructuralmente" como tal.

Centauro Quirón decía que el cuerpo humano es atravesado por dos energías diferentes, una en nuestros días sería la "energía nerviosa" y la otra seria la"energía vital", que circula por el canal que representa la columna vertebral y que actúa directamente sobre las vías reflejas.

Centauro Quirón fue maestro de numerosos discípulos, pero fue Asclepio también conocido como Esculapio, su principal continuador y ambos comienzan lo que la historia llama "la epopeya de los médicos periodentas", es decir los que iban de pueblo en pueblo tratando muchas patologías en forma manual. este conocimiento llega luego al tibet constituyéndose en una corriente médica ejercida por pocos monjes, que fue con el correr del tiempo transmitida de maestro a discípulo, transformándose poco a poco en un sistema médico más reglado y coherente.

La acción de un médico que se llamó Yhon Thanm Mnegon Po, y considerado santo por los tibetanos, contribuyó con su ingenio e inteligencia y fue quien más colaboró a perfeccionar este sistema. con el correr de los siglos este conocimiento llega a Nepal donde otro médico llamado Danasla también aporta su capacidad para hacer esta práctica mejor. Posteriormente este conocimiento se pierde históricamente en Asia menor. Nosotros hemos accedido a su conocimiento siendo discípulo en nuestro país de un verdadero maestro, un lama tibetano médico, durante cinco años junto a otros cinco profesionales. desde hace varios años hemos abrazado esta practica con mucha humildad y entrega.


Repetimos con enfasis que "la columna es el eje de la vida", para poder demostrarlo nos referiremos a los pilares báses que asientan dicha afirmación:


1) La energía

2) La mecánica y la biomecánica

3) Las vías reflejas

4) La meditación


A pesar de los siglos transcurridos, existe aun un aspecto de la dimensión humana, que muchos médicos no han comprendido o se resisten a considerar. Me estoy refiriendo a ese aspecto de la condición humana que es el espíritu. Esa dimensión espiritual es la verdadera base energética de toda vida; puesto que es la energía del espíritu lo que anima el soporte físico y mental no como a veces se interpreta que es el espíritu una emanación o derivación del campo psicofísico. 

Esa conexión no visible entre las fuerzas sutiles del espíritu y ese campo psicofísico, encierra la clave para la comprensión de la íntima relación entre materia y energía.

Cuando se comprende realmente las profundas interrelaciones entre el campo espiritual, el campo físico y el campo mental, que cada ser humano posee, podemos entonces acceder a una medicina verdaderamente global e integradora.