miércoles, 11 de abril de 2012
Reflexiones e Inspiración: El genio en acción
Por Patricia Walden
Nada podría haberme preparado para B.K.S Iyengar. Con su amor por el yoga, era el príncipe de la pasión y el rey del carisma. En mi primera clase con él, tronó: "Si usted mantiene sus axilas abiertas, no se deprimen", y de la sensación que obtuve al elevar y abrir el pecho, supe exactamente lo que quería decir.
Había fuego en su presencia, un fuego que encendió la luz del yoga en mí y me cambió la vida. Fue directo e inequívoco, con una intensidad de espíritu que implicaba que podría enfrentarse a cualquier reto.
Eso fue hace más de 25 años. Desde entonces, he venido a ver B.K.S Iyengar como a un clasicista moderno, basado en la tradición, versado en los Vedas, y fluido en Patañjali. A los 80, continúa practicando intensamente: se mantiene en paro de cabeza por 35 minutos, hace 108 ciclo de caídas hacia atrás y adelante (ciclos de Tadasana, cayendo a Urdhva Dhanurasana, y luego de regreso hacia Tadasana), 10 minutos de Viparita Dandasana, y largas, sostenidas flexiones hacia delante. Como él dice, "Cuando yo era joven, jugaba. Ahora permanezco".
En los primeros años, su enseñanza reflejaba su práctica. Hacíamos muchas, muchas posturas en cada clase, incluídas las avanzadas. Hacía llover instrucciones sobre nosotros con intensidad. Su atención estaba en la acción --- acciones del cuerpo y la mente fusionadas: "Hacer la mente sentir el estiramiento. Despertar la mente del dedo pequeño del pie". Salíamos de la clase, agotados y eufóricos, empapados hasta los huesos por la inundación de sus enseñanzas, preguntándonos si podríamos ser capaces de llegar a nuestras habitaciones de hotel.
Al pasar de los años, él ha añadido nuevas dimensiones a su enseñanza. Nos plantea hacer menos posturas por clase, pero nos lleva más adentro de nosotros mismos en cada postura. Demostrando los matices de la práctica, nos motiva y engancha para que observemos y comprendamos. Él nos impulsa a explorar, para saber dónde estamos dormidos o sobretrabajados, y a ajustar, de modo que la conciencia pueda congraciarse con el cuerpo de manera uniforme en todas partes. Y, sobre todo, enfatiza, que el propósito de la práctica es acercarse al alma, mediante el equilibrio entre acción y reflexión. En sus propias palabras iróniza: "Hay pose y hay reposo."
Con la mente de un científico y el alma de un poeta, ha dedicado miles de horas usando su cuerpo como un laboratorio, experimentando, explorando, observando, y creando. Recuerdo una vez haberlo visto practicar antes de una clase. Me sorprendió ver su cuerpo retorcido en una alineación muy pobre, poco habitual en él; pero más tarde, en clase, me di cuenta de que había estado trabajando en los problemas de sus alumnos dentro de su propio cuerpo. Una vez me dijo que había aprendido su método, explorando no sólo lo que era correcto, sino lo que estaba mal, y que esperaba que sus estudiantes pudieran aprender de su experiencia.
En las clases terapéuticas, él es una creativa y terapéutica fuerza de la naturaleza, un genio en acción. Durante dos horas seguidas, se mueve por el Instituto, viendo y respondiendo con la velocidad de la luz: un curandero moderno enamorado de su trabajo.
Es extraordinario y desafiante tener a Guruji como maestro: aprender de él año tras año y experimentar su genialidad, generosidad y su guía. Su pasión por la excelencia e incesante interés en el yoga son contagiosos, y esas cualidades, junto con su valor y fuerza de voluntad, inspiran mi vida, mi práctica, y mi enseñanza.
Cuando empecé yoga, la práctica fue difícil para mí. Me tomó un tremendo esfuerzo y disciplina. Observar la práctica de Guruji, por el contrario, era paradójico: él parecía hacerlo sin esfuerzo y con libertad, aun cuando estuviera practicando posturas muy desafiantes. Inspirada por su ejemplo e instrucción, me quedé en la lucha. Lo que vino después me sorprendió: a través de la disciplina, me enamoré de la práctica. Y la libertad interior floreció.
Entrego esta lección a mis alumnos: si nos quedamos en el camino que escogemos y desarrollamos la disciplina para superar las dificultades, nuestros esfuerzos nos transformarán.
Escribir este homenaje a B.K.S Iyengar me planteó un desafío: examinar mi corazón y mi vida con el fin de identificar lo que más valoro de él y de su enseñanza. Aquí está:
El regalo más grande que un maestro / gurú puede dar a un estudiante es genuino interés: ese interés genuino puede transformar y modelar la vida de un estudiante sin medida.
Guruji es mi vínculo con la tradición. Él me enseña lo que es posible con la práctica y representa para mí un ejemplo vivo del Sutra I.14 ("sa tu dirghakala drdhabhumih asevitah nairantarya satkara):" El yoga es exitoso cuando se practica con devoción, sin interrupción, durante un largo período de tiempo. "
Recuerdo una de las primeras lecciones que aprendí de él: "cuando se enfrenta con alguna dificultad, tome una acción, por pequeña que sea." Cualquier cosa es posible, si usted actúa (y reflexiona) con amor y devoción.
Con su estilo desafiante, Guruji me ha enseñado a enfrentar dificultades con los ojos muy abiertos, a refinarme, perfeccionando el juego de la pasión y la disciplina, y a sentirme segura en su método. Como resultado siento alegría en mi práctica --- y libertad en mi amor por la enseñanza.
Patricia Walden, Profesora Certificada en Nivel Senior Avanzado. Ha estudiado con Guruji desde 1976
Publicado octubre de 2008 en www.iynaus.org . Hoy Guruji está proximo a cumplir 92 años de edad. Dic 14
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